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La furia y la armonía de Miguel Prieto llega a la Residencia de Estudiantes - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Finalmente la exposición de Miguel Prieto viene a Madrid. Quienes no hayan podido disfrutar de ella en sus anteriores sedes (Ciudad Real y Toledo), tienen ahora la ocasión de asistir. Menos conocido que otros artistas de su época, este pintor, cartelista, ilustrador y diseñador gráfico es otro de los destacables en todos los sentidos de su vida. La exposición titulada “Miguel Prieto. La armonía y la furia”, toma de manos de sus comisarios artísticos este texto de un poema escrito de mano de Neruda, que se hallaba entre sus papeles. Es bien certera la apelación, porque podemos ver la furia en los pinceles y la armonía en su discurrir vital (truncado por el exilio forzado por el franquismo), pero también podemos captar la armonía de su arte, frente a la furia de su lucha política por la libertad, desde todos los rincones de su forma de ser, trabajar y comunicarse.

La furia y la armonía de Miguel Prieto llega a la Residencia de Estudiantes

La exposición del gran artista español exiliado en México, pasa por Madrid

La guerrillera del trigo / Guardando el trigo, 1945
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La guerrillera del trigo / Guardando el trigo, 1945

Miguel Prieto.
Óleo sobre lienzo, 80 x 95 cm
Fondo Miguel Prieto Anguita

La Celestina I, 1946
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La Celestina I, 1946

Miguel Prieto.
Pluma y tinta china sobre papel, 27,9 x 38,2 cm
Fernando de Rojas, La Celestina, México, D.F.,
Editorial Leyenda, 1947, p. 27
Fondo Miguel Prieto Anguita

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DATOS RELACIONADOS

Miguel Prieto. La armonía y la furia
Comisarios: Juana María Perujo, Jaime Brihuega, Juan Manuel Bonet
Organizan: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y Gobierno de Castilla la Mancha, a través de la Empresa Pública Don Quijote

Julio Castro – La República Cultural

Finalmente la exposición de Miguel Prieto viene a Madrid. Quienes no hayan podido disfrutar de ella en sus anteriores sedes (Ciudad Real y Toledo), tienen ahora la ocasión de asistir. Menos conocido que otros artistas de su época, este pintor, cartelista, ilustrador y diseñador gráfico es otro de los destacables en todos los sentidos de su vida.

La exposición titulada “Miguel Prieto. La armonía y la furia”, toma de manos de sus comisarios artísticos este texto de un poema escrito de mano de Neruda, que se hallaba entre sus papeles. Es bien certera la apelación, porque podemos ver la furia en los pinceles y la armonía en su discurrir vital (truncado por el exilio forzado por el franquismo), pero también podemos captar la armonía de su arte, frente a la furia de su lucha política por la libertad, desde todos los rincones de su forma de ser, trabajar y comunicarse.

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Miliciano: antes morir que retroceder, ca. 1936
Miguel Prieto.
Cromolitografía, 100 x 70 cm
Universidad de Valencia (UV002148)

Republicano políticamente comprometido, se movió junto con lo mejorcito de los años ‘20 y ’30 en esta España con vocación de Republicana, libre e igualitaria, que en aquellos años post y pre dictaduras despuntaba en una Europa poco preparada para las libertades y los derechos humanos. Así, junto con Neruda, Lorca, Hernández, Renau y muchos otros, se dedicó al común empeñó de hacer partícipes de una cultura que manaba de aquellas gentes que habían hecho lo posible por apoyar un sistema poco comprendido en otros lugares.

De pueblo en pueblo con su teatrillo de guiñol al que Neruda bautizara como “La Tarumba”, o de exposición en exposición como el gran artista que era pese a su temprana edad. O con Miguel Hernández a la URSS caminando de pasada por el París de Picasso, o colaborando en el pabellón español de la Exposición de París del ’37, que organizaba Renau.

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La Celestina I, 1946
Miguel Prieto.
Pluma y tinta china sobre papel, 27,9 x 38,2 cm
Fernando de Rojas, La Celestina, México, D.F.,
Editorial Leyenda, 1947, p. 27
Fondo Miguel Prieto Anguita

Luego vendría el exilio, tras una breve estancia en Francia, conseguir huir a aquel México que recibió a nuestros paisanos y a nuestra cultura con los brazos abiertos en aquellos ámbitos en los que habrían de colaborar y tomar prestados de aquellos hermanos, parte de su bagaje artístico, dejando a su vez una huella que hace que hoy día sean reconocidos allí más que en la tierra que les vio nacer.

Este manchego que nos presentan Jaime Brihuega, Juan Manuel Bonet y Juana María Perujo, recorrió tierras españolas y mexicanas, pero quiso la mala suerte que dejase su vida mucho antes de conocer la libertad en esta de aquí. Moriría joven, pero con una obra inmensa, como los imparables del arte y la cultura que han recorrido nuestros pueblos dejando y tomando de ellos su forma de ser intrínseca. Parte de ese legado que dejó, incluido el literario, pueden ser consultados ahora en la exposición y a través de un magnífico catálogo, muy completo y organizado que ofrecen una gran semblanza de este artista.

Miguel Prieto dentro de su obra

La obra que recoge la exposición subtitulada “La armonía y la furia” es verdaderamente extensa, pero, aparte la temática ordenada dentro de los diferentes aspectos de la misma, ya sea por épocas

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La guerrillera del trigo / Guardando el trigo, 1945
Miguel Prieto.
Óleo sobre lienzo, 80 x 95 cm
Fondo Miguel Prieto Anguita

(bien marcadas, especialmente separadas entre la primera parte en España y la segunda en Mexico), o por temas (como los bodegones, los retratos, las ilustraciones, los trabajos para teatro, los diseños gráficos o los coloridos del otro lado del océano), van mostrando un Miguel Prieto que en su maduración artística, sea por los temas o sea por el estilo, siempre guardará una impronta personal dentro de cada ámbito a de ejecución al que se refiera.

Así, las pinturas que, vistas retrospectivamente señalan una clara evolución (muy interesante por otra parte) hacia trabajos de diverso tipo con ejes comunes y con rasgos distintivos. Desde muy pronto es reconocido en su entorno como artista, pese a las dificultades de la época para alguien del medio rural que no tenía muchas posibilidades de triunfar en este ámbito (pensemos que nace en 1907 en Almodóvar del Campo), pero quieren los caminos por los que le orienta su familia que acabe como artista que, señalado por su entorno de la época, ya se afilió a la UGT en el momento de su fundación en el pueblo (no había partidos políticos en los que militar).

Lo que podríamos considerar que comienza siendo una pintura con un deje más clásico, ya da rasgos de rebeldía en el trabajo de los pigmentos pero también en la ejecución. Pronto pasa a plasmar un estilo personal en los rasgos de las figuras, con las caras inclinadas, a veces desvaídas o medio desvencijadas todas ellas, que parece que caen hacia un punto de fuga inexistente. Pero también en su trazo particular, a veces muy marcado, como si se tratara de un dibujo de ilustración más que de una pintura sobre lienzo, y esto sin dejar de lado el juego con las iluminaciones y los tonos marrones que dan un trasfondo grisáceo al colorido más variado de sus pinturas.

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La piel de toro, ca. 1943
Miguel Prieto.
Óleo y temple sobre lienzo, 95 x 110 cm
Fondo Miguel Prieto Anguita

Muchas veces presente el toro como parte del paisaje en el que se integra: el paisaje dentro de la figura del toro, que no al contrario, como esta península que acoge a sus pueblos y a sus paisanos y paisanas. El amor por lo rural y por lo humano se ve marcado en esta muestra, como en su vida, con ejemplos como su colaboración con las Misiones Pedagógicas que en principio dirigiera y organizaras Bartolomé Cossío y, a su muerte, otros. Pero también en la guerra quiso estar en el frente y con el pueblo llevando a los combatientes el guiñol de La Tarumba para sus momentos de descanso y entretenimiento.

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Los lobos del capitalismo, 1950
Miguel Prieto.
Óleo sobre lienzo, 130 x 140 cm
Fondo Miguel Prieto Anguita

Creo que no me equivoco mucho al señalar que es un gran pintor que traslada su vocación real de dibujante e ilustrador a los lienzos, y así se puede ver, no sólo tras observar sus grabados y dibujos de ilustración en libros, sino en la ejecución final de algunos lienzos. Particularmente patente en algunos como “¡Basta!” (1949) en el que vemos los trazos de las manos que delatan al gran ilustrador, pero mucho más claramente se ve en el que lleva por título “Los lobos del capitalismo” (1950), donde pone ya toda la carne en el asador, remarca con grandes trazos del pincel o de la espátula los trazos de las figuras, juega con la pasta y delimita las luces donde le interesa marcar su objetivo, pero a la vez juega con los contrastes en las zonas de oscuridad de los cuerpos de esos lobos que aúllan o se preparan para lanzarse sobre las palomas que les sobrevuelan. Una obra de claro compromiso político, de aquellas que Josep Renau debió disfrutar como lo que exigía a los artistas de su momento.

Pero la exposición y Miguel Prieto no son solo esto, sino mucho más, las colaboraciones con la Alianza de Intelectuales Antifascistas por la Cultura y sus publicaciones en la revista “El mono azul”, en “Nueva Cultura”, en “Sur” o en “Tiempo presente”. Son sus grabados alegóricos a los desastres de la guerra civil y muchos otros Las ilustraciones de libros de Juan Rejano (también retratado este último por Prieto) o de “La Celestina”, de Fernando de Rojas dejan ver la facilidad del trazo a la hora de dibujar, lo que, unido a su creatividad, hacen de él un magnífico artista con pocas o nulas limitaciones.

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Alfa Henestrosa, 1948
Miguel Prieto.
Óleo sobre lienzo, 140 x 97 cm
Colección Cibeles Henestrosa, México D.F.

Particularmente interesante es ver el salto que se produce en sus trabajos con el parejo salto de continente, dando lugar a unas pinturas que asumen mucho mayor colorido y, a la vez, una luminosidad mayor y diferente. Poco a poco le lleva a utilizar otros tonos y otras formas. De esta manera, lo que sería un cambio de vida tras un parón creativo momentáneo, da lugar a una explosión de trabajos de todo tipo, generación de revistas culturales donde recoger las colaboraciones de otros exiliados españoles, pero también mezclándose hasta donde le es posible con los mejores artistas mexicanos del momento.

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La siesta / La soledad, ca. 1947
Miguel Prieto.
Óleo sobre lienzo
Fondo Miguel Prieto Anguita

Pinturas como “La siesta / La soledad” 1947, “Los guerrilleros del trigo / Guardando el trigo” (1945) o “Los milicianos” (1952) son obras que tienen mucho en común entre sí, por la proximidad del tiempo y por su lugar de ejecución, como es lógico, pero no dejan de recordar las imágenes de los primeros personajes plasmados por Prieto en su época española.

En fin, una obra extensa, recomendada para ver con calma o en varias veces, porque siempre ofrece cosas nuevas al espectador que quiere observar y observarse en los restos de la memoria que queda de nosotros dentro de ellos. Una más bien organizada por sus comisarios, que recorrerá desde la tierra manchega de Ciudad Real, pasando por Toledo y Madrid (donde se inaugura el 30 de mayo de 2008) hasta la Valencia, lugar natal de otro gran artista ya citado, Josep Renau, que le acompañaría en la trayectoria de los exilios hasta la muerte de Prieto, muy joven, como decía el 12 de agosto de 1956 en su forzado exilio de Ciudad de Mexico.

Fecha:

del Martes 22 de septiembre de 2009 al Domingo 1ro de noviembre de 2009

Lugar: Museo Nacional de Arte. Mexico DF

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Fecha:

del Martes 22 de septiembre de 2009 al Domingo 1ro de noviembre de 2009

Lugar: Museo Nacional de Arte. Mexico DF

Fecha:

del Viernes 30 de mayo de 2008 al Domingo 20 de julio de 2008

Lugar: Residencia de Estudiantes - c/ Pinar, 21 (Madrid)

Catálogo: 50€
Acceso libre

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