Menú
laRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Inicio
LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Síguenos
Hoy es Viernes 29 de marzo de 2024
Números:
ISSN 2174 - 4092

Ritual de muerte, de Warren Ellis - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

La novela es algo más simple que una enrevesada trama criminal, más sencilla que una obra con múltiples vericuetos y mucho más elemental que los retorcidos recovecos de una trama policíaca, es mucho más que todo esto, porque es ni más ni menos que un canto a una ciudad. La ciudad vista como centro de la existencia, como ser vivo cuyo latir provoca modas y cuyos habitantes se adaptan, de la mejor forma posible, a ese universo de asfalto llamado Nueva York. Sirva como ejemplo: “A todos los demás edificios de este lado del bloque les habían hecho, como poco, dermoabrasión y arreglado los dientes. Dos se alzaban a cada lado del antiguo edificio de apartamentos como unos treintañeros creídos de bótox que sirven de apoyo a un pariente mayor. Muchos parecían vacíos, pero a pesar de ello había bandadas de jóvenes con trajes buenos y corbatas malas, teléfonos clavados a la cabeza, y arcoíris de mujeres angulosas apuñalando textos con pulgares afilados”.

Ritual de muerte, de Warren Ellis

Realidad estrambótica, alocada, francamente perdida en las nieblas del tiempo

Ritual de muerte
Ampliar imagen

Ritual de muerte

Portada del libro de Warren Ellis

Ritual de muerte
Ampliar imagen
Ritual de muerte

Portada del libro de Warren Ellis

DATOS RELACIONADOS

Título: Gun Machine (Ritual de muerte)
Autor: Warren Ellis
Editorial: Alianza Editorial (2013)
Páginas: 402
ISBN: 978-84-206-7800-9

Sergio Torrijos – La República Cultural

La novela es algo más simple que una enrevesada trama criminal, más sencilla que una obra con múltiples vericuetos y mucho más elemental que los retorcidos recovecos de una trama policíaca, es mucho más que todo esto, porque es ni más ni menos que un canto a una ciudad. La ciudad vista como centro de la existencia, como ser vivo cuyo latir provoca modas y cuyos habitantes se adaptan, de la mejor forma posible, a ese universo de asfalto llamado Nueva York. Sirva como ejemplo: “A todos los demás edificios de este lado del bloque les habían hecho, como poco, dermoabrasión y arreglado los dientes. Dos se alzaban a cada lado del antiguo edificio de apartamentos como unos treintañeros creídos de bótox que sirven de apoyo a un pariente mayor. Muchos parecían vacíos, pero a pesar de ello había bandadas de jóvenes con trajes buenos y corbatas malas, teléfonos clavados a la cabeza, y arcoíris de mujeres angulosas apuñalando textos con pulgares afilados”.

Fascinación por ese conjunto de edificios que es la parte vieja de la ciudad, por esos seres que lo habitan y que parecen vivir en mundos paralelos, entre el neón y el asfalto, entre la moda y lo obsoleto, entre la concentración física y la dispersión mental. La obra es un gran ejercicio de aproximarnos a la realidad que observa el autor, una realidad estrambótica, alocada, francamente perdida en las nieblas del tiempo y que nos dice, sin cesar y sin nombrarlo, que en Nueva York, nada es raro, ajeno o tan extravagante como para que llame la atención. Es peligrosa como un animal dormido y en cada esquina, en cada edificio pueden ocurrir mil dramas a cual peor, pero aún así o a pesar de ello, la vida y su latencia es tan intensa que transgrede esos holocaustos mínimos.

La influencia literaria salta a primera vista, en especial la labor de Jerome Charyn está omnipresente y acechante, así como la de Lawrence Block o la de Dos Passos o… cualquier escritor que haya retratado la ciudad con cierta profundidad tiene su poso en esta novela, aunque priman los escritores con trasfondo negro, no por algo la novela es una pieza de literatura negra de verdad. También le sumaremos altas dosis de humor, un ejemplo: “Tallow estaba nervioso porque era consciente de que su nombre se asociaba con el peor montón de casos sin resolver que los de la científica hubieran visto nunca. No le apetecía nada que le miraran y calcularan a ojo cuánto podrían valer exactamente sus órganos en el mercado negro”.

Y algo de lenguaje visual de rebuscada lucha con el idioma: “— Que me follen —jadeó Bat—. Es como si un ángel me cagara arcoíris helado de café en la boca”.

El refrito tiene un aspecto deteriorado, más aún cuando se mezclan personas con problemas psíquicos serios, ambiciones, armas, crímenes y una investigación horrenda que comienza del modo más truculento y a la vez más accidental.

Tallow, el protagonista, descubre por casualidad un apartamento que contiene multitud de armas de fuego todas relacionadas con crímenes sin resolver. Cada arma tiene su historia y su víctima y ambas están íntimamente fusionadas. Tallow no es un detective cualquiera, su personaje tiene una gran influencia de los habituales de Charyn, de esos que se mantienen por poco fuera del psiquiátrico. Le añadimos a dos tipos de la policía científica en un estado parecido y no inducido por drogas y el resultado del cóctel puede estallarle en la cara al autor o hacer una obra memorable, como es esta.

Me ha encantado el atrevimiento del autor, su absoluto desparpajo por saltarse las normas más básicas de las novelas, olvidarse de tapujos y soltar a alunados a que recorran todas las estaciones de la trama. También su intensidad a lo largo de todas las páginas del libro, sin parangón, y su tersura literaria, capaz de dar una frase potente y francamente vistosa y la siguiente igual. Por ejemplo el atrevimiento y el buen gusto de usar la emisora de la policía de la ciudad para mostrarnos o crear la sensación de lo complicado que es el día a día en la ciudad, algo que me ha parecido exquisito.

De todas formas es obra compleja, en todos los sentidos, incluso en la traducción, donde se percibe que no ha sido tarea fácil trasladar los giros del idioma con sus segundas intenciones. La intensidad de la obra y lo extravagante pueden provocar momentos de zozobra, no se rindan, merece la pena persistir un poco. Personalmente me ha asombrado por lo novedoso, lo complejo del mundo que retrata y al mismo tiempo la facilidad con que el autor se ha sumergido en ese universo. Una obra que hay que tener presente y no perdérsela.

Rematamos la reseña con un ejemplo de lo que el autor nos quiere transmitir sobre la ciudad y sus gentes, tipos singulares, sin duda: “No hay bastante fútbol americano y béisbol en el mundo para que se amansen. Y el fútbol no sirve. En el fútbol nunca pasan bastantes cosas. Es como ver a veintidós modelos de peluquería dar patadas a un balón durante lo que parecen seis meses y luego uno tropieza y el balón entra en la portería. Y entonces encontré este canal que transmite momentos importantes de combates de sumo. Conque les dije a los tíos: Ahí tenéis a esos dos tipos de culo gordo, nada que ver con esta lucha libre de aquí para los chavales, parecen dos linebackers que hubieran estado encerrados cinco años en un Burger King, corren uno hacia el otro como camiones de dieciocho ruedas con taparrabos, se dan de hostias uno al otro y el que gana consigue un plato de ese jodido dinero en el ring. Dos días después, los tíos están colgados del sumo como del crack”.

Alojados en NODO50.org
Licencia de Creative Commons