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Elvira Ramos – La República Cultural
Si sobrevivimos al mundo que nos rodea, es por nuestra capacidad de imaginar y de entusiasmarnos con la vida, por pequeña que sea la oportunidad.
Este libro escrito por Ignacio Vleming e ilustrado por Oriol Malet es la llave que abre nuestra nueva visión del mundo, el cotidiano. Con él podremos afrontarlo con más esperanza, con más ganas de hacerlo nuestro, sobre todo, Inspiración instantánea nos permitirá recuperar el entusiasmo por vivir.
Estamos muy necesitados de risas, la desdramatización es todo un arte que pocos alcanzan, pero más allá de las facilidades que nos proporcionan los autores, desde el inicio del libro nos regalan pistas enormes de qué pretenden y lo claro que tienen el hecho de que con la ayuda del lector lo van a conseguir.
Creo que Vleming y Malet pretenden decirnos que no estamos solos. Así de simple y así de maravilloso comprenderlo… Nos despiertan con imperativo legal: “comience el día con espíritu de artista”, y con ello nos obligan a enfrentarnos a nuestros sueños más profundos.
No es una tontería este libro: escribir los sueños, pintar la cúpula de Santa María de las Flores de Florencia sobre las persianas, vislumbrar una obra de arte abstracta compuesta con las manchas que sobre el mantel quedaron tras el desayuno, escuchar una melodía de música clásica a la vez que batimos huevos en la batidora, restaurar graffitis que nos hayan emocionado o incomodado, o recopilar la Historia del Arte en un “Todo a un Euro”, son y no por el orden aquí establecido, una manera de reconciliarnos con nosotros mismos y lo que una vez tuvimos y no sabemos dónde lo olvidamos: la capacidad de sorpresa y emoción.
La publicación de Inspiración instantánea supone poner la belleza al alcance de todos, hacerla popular, cómoda, necesaria y didáctica para con nosotros mismos.
No solo en la calle, en casa, en un museo o en la oficina. Creo que el mensaje de este libro, uno de tantos lectores haya tenido, es que lo que hace que todo eso sea bello no es el lugar en el que se encuentre, quien te lo muestre, lo que hayas pagado por ello, etc. La belleza está en nuestra forma de mirar, en los modos de ver que cada uno de nosotros y a lo largo de nuestras vidas hemos ido adquiriendo, comprendiendo y aceptando, porque sea dicho de paso, y en la primera propuesta se nos deja avisado, este libro tiene contraindicaciones. Podemos tener más de una revelación en el transcurso de los ejercicios y caer en un estado estresante a causa de todas las verdades que pueden sernos reveladas.
Lo que pasa, que también quiero dejar constancia aquí, es que la luz de cada uno de estas propuestas llegará cuando estemos preparados para ello. Quizá en el primer intento de práctica no ocurre nada, u ocurre todo… Por eso recomiendo arduamente recuperar la lectura y ejercicio de este libro con cierta frecuencia en nuestras vorágines cotidianas. ¿Con qué asiduidad? Pues dependerá de cada uno de nosotros y de lo dura que se nos haga la continuidad de nosotros mismos y la imperiosa necesidad que percibamos de mirar la vida con otros ojos… para poder seguir viendo más allá y reconocernos en el espejo.
