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ISSN 2174 - 4092

Todos los buenos soldados, de David Torres - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Una imagen muy típica y que suele pasar desapercibida es como mejor se podría definir el arranque o la idea motora de esta novela. Los artistas que acuden a animar a las tropas en un conflicto bélico. Muchos recordaremos esa película americana que mostraba a unas chicas bailando frente a un salvaje grupo de soldados en Vietnam. También otros actores o cantantes han hecho sus pinitos en esas facetas. Ahora reduzcámoslo a una escala más local y lo situamos en 1957. España envía a un grupo de artistas al Sidi Ifni, entre esos artistas Carmen Sevilla y Miguel Gila.

Todos los buenos soldados, de David Torres

El resultado de una novela mucho más negra que de absurda

Todos los buenos soldados
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Portada de la novela de David Torres

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Portada de la novela de David Torres

DATOS RELACIONADOS

Título: Todos los buenos soldados
Autor: David Torres
Editorial: Planeta (2014)
Páginas: 269
ISBN: 978-84-08-12295-0

Sergio Torrijos – La República Cultural

Una imagen muy típica y que suele pasar desapercibida es como mejor se podría definir el arranque o la idea motora de esta novela. Los artistas que acuden a animar a las tropas en un conflicto bélico. Muchos recordaremos esa película americana que mostraba a unas chicas bailando frente a un salvaje grupo de soldados en Vietnam. También otros actores o cantantes han hecho sus pinitos en esas facetas. Ahora reduzcámoslo a una escala más local y lo situamos en 1957. España envía a un grupo de artistas al Sidi Ifni, entre esos artistas Carmen Sevilla y Miguel Gila.

Será el cómico quién motive esa idea de enfrentar humor absurdo con la caspa propia de nuestro país en campaña bélica. En esa realidad hispánica en África se puede mostrar con el siguiente párrafo, donde el autor, con precisión milimétrica, nos muestra el tipo de hombres que nutrían las fuerzas armadas profesionales españolas: “Habían servido bajo su mando desde el 33, cuando ambos no eran más que un par de perdularios recién alistados al Tercio y él un joven teniente ansioso por hacer carrera. Les había unido el sabor de la sangre, el humo de la pólvora, el miedo a morir, el coraje insensato, la agonía a cielo abierto de tantos camaradas. Juntos habían probado el barro de las trincheras y también el aguardiente helado del alba. Nunca daban un paso atrás, siempre se ofrecían voluntarios en los peores momentos, para formar un pelotón de fusilamiento o lanzar una avanzadilla. Por eso mismo nunca habían llegado a nada, porque no servían para la paz: eran sólo armas con patas, juguetes de guerra, desechos de tienta de la historia….Ni esposas ni hijos, ningún pariente conocido, ninguna dirección a la que enviar una carta de pésame. Sólo putas y tatuajes, tumbas y cicatrices. Lo habían dado todo a la Legión…”.

Le sumamos el conflicto, el Sáhara español apenas una franja de tierra con escaso valor, y las fuerzas que pugnaban por él, en una época en la que la pobreza, rozando la miseria, presidía la vida diaria de los españoles y el caldo de cultivo no puede ser más amargo.

Cierto es que creo que el autor pensaba dotar a la obra de humor, una mezcla entre diversión y caspa pero sin duda vence la última y lo hace por goleada.

La novela tiene mucho más de negra que de absurda, la tendencia de los propios protagonistas es hacia lo salvaje, en el hispánico sentido de la palabra, y el humor, como todo, es algo anecdótico. El símil sobre la tristeza del payaso está muy presente aunque vence la tristeza a la alegría y es un símil muy interesante porque los protagonistas tienen relación con el mundo del espectáculo. Nada hay en la obra que sea alegre, todo lo contrario.

El intento de huida de la novela negra por parte del autor, creo que era su primigenia idea, ha fracasado porque ha terminado en ella. También creo que le ha faltado un poquito más de meterse en ese mundo del estraperlo, del contrabando consentido, de mostrarnos ese lugar que no es otro que la trastienda de una fuerza militar. Ahí, apenas se vislumbra, existía material y negrura para más.

Es gustoso leer a David Torres. Prosa inteligente, bien empleada y con retazos de calidad, algo que ya hace a diario en la prensa. Me ha agradado la estructura de la novela, muy bien trabajada y con un ritmo propio que agradece la narración. Se trasciende a lo puramente físico y se tiende a mostrar lo espiritual, lugares incómodos para los personajes que muestra pues todos tienen profundas heridas.

La obra se lee con gran facilidad. Las artes del escritor logran con poco atrapar la atención del lector. La intriga está bien administrada y consigue su objetivo que la atención no decaiga. Sin duda es una obra interesante que gratifica a quien acometa su lectura. Les animo a ello.

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