Esther Santos - La República Cultural
Anthony Ocaña es sin lugar a dudas uno de los máximos exponentes de la guitarra moderna y un innovador de la misma. Realiza conciertos para guitarra de seis y diez cuerdas, guitarras procesadas a través de “loops” y “delays”.
Compositor y guitarrista con una voz muy personal, su estilo es prácticamente imposible de clasificar, reúne influencias de la música clásica, jazz, minimalista, pop, caribeña y latino americana, ni él mismo sabe responder cuando se le hace la pregunta y ahí precisamente, radica parte de su genialidad.
Intuitivo, sensible no sabemos si consciente o no, pero lo que está claro, es que está creando un espacio musical único. Porque así es su música, un manantial de estados que te atrapa desde el primer acorde y llevan al espectador a visitar paisajes sonoros y lugares mágicos para el alma. Textura, colores, imágenes e incluso sabores tiene la música de este gran artista dominicano nacionalizado español en el 2007.
Su pasión por la música le viene prácticamente desde que nació. Su madre descubre su fascinación cuando estaba en la cuna, ya que solo hacía caso a aquellos juguetes que producían sonidos. Alrededor de sus 4 años de edad su padre le encuentra llorando en su habitación, extrañado le pregunta “¿Por qué lloras?”, a lo que él responde “es por la música”, justamente estaba sonando el Réquiem de Mozart.
Esta pasión es la que le hace crecer cada día. Hace un par de años formó el Anthony Ocaña Trío, trío liderado por él mismo y que está llevando a la guitarra a desarrollarse frente a un espectro sonoro donde ella tarde o temprano iba a terminar coexistiendo, materializando uno de los caminos más importantes que tomará la guitarra a lo largo del siglo XXI. Hoy en día son prácticamente inexistentes las agrupaciones de música de cámara donde se mezcle la guitarra clásica con otros instrumentos sinfónicos y por ende, no hay repertorio de guitarra con estos instrumentos. El trío cuenta con dos magníficas intérpretes de las cuerdas frotadas, Mónica Fuentefría en el violín y Laura Salinas en el violonchelo. Ambas tienen la sensibilidad de compenetrarse con el espíritu de la música de Ocaña, logrando que el trío se convierta en unidad.
En el concierto ofrecido en la sala Clamores nos deleitó con un recorrido por algunas de sus composiciones y presentó en primicia, algunas de las obras que se encuentra grabando en estos momentos para su sexta producción discográfica titulada, In Trance, inspirado en el poema de Nelson Ricart Guerrero, La luna o los ritos del amor, que se publicará como un disco/libro en el verano de este año. Estuvo acompañado por Sergio Menem (chelo), Virginia González (violín), Gorka Capel (guitarra eléctrica) y Manuel Asensi (trompa) todos ellos reconocidos intérpretes de sus instrumentos.
No les diré que recuerden su nombre, ya que en el momento que descubran su música, quedarán atrapados en el universo magistral, único y espiritual de Anthony Ocaña.