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Sergio Torrijos – La República Cultural
Novela editada en 1938 y que ha sido, ahora, reeditada por Navona, lo cual, es un motivo de alegría porque lo que nos trae la editorial es todo un clásico. Ya nos lo anuncia en el prólogo Alexis Ravelo, un pequeño adminículo que les recomiendo leer, del que no puedo estar más de acuerdo salvo algún pequeño detalle.
Eric Ambler inició un nuevo curso en cuanto a novelas de espías junto con su coetáneo Graham Greene. Entre ambos crearon literariamente un nuevo tipo de espía y de paso redefinieron el género. Al personaje principal le dotaron de humanidad y le quitaron heroísmo, pasó a ser un hombre con dudas, temeroso, incluso medroso y una de esas construcciones es el protagonista de esta novela, Joseph Vadassy. Húngaro con pasaporte yugoeslavo, profesor de idiomas y casi un apátrida. Un tipo normal que de pronto y por casualidad se ve inmerso en una trama de espionaje. Tampoco es un espionaje a gran escala ni con la pretensión de revelar una verdad que hiciera cambiar el equilibrio de fuerzas entre naciones, para nada, es un espionaje más de andar por casa, de pequeños datos, de algo que puede parecer tan irrelevante como pueden ser las defensas marítimas de un puerto militar como Tolón.
La situación que Ambler recrea para la trama es de lo más cotidiana, un pequeño hotel en la costa azul y como reparto los turistas alojados en el establecimiento, claro que aquí el autor impone cierta ley internacional pues hay ingleses, franceses, suizos, alemanes de dudosa condición pues aseguran ser checos y americanos. Una amalgama que nos muestra lo que puede ser una comunidad internacional de gente de muy variada procedencia, extracción y con mucho que ocultar.
Entre ese reparto se tendrá que dilucidar quien es el responsable del espionaje e irán apareciendo datos de los diferentes protagonistas que nos irán demostrando una verdad muy aplicable a las novelas de Ambler que son la cantidad y calidad de las mentiras.
En esta novela la trama de espionaje es casi una excusa para mostrar otras cosas. Ni es importante pues la pretensión del autor va encaminada a otros senderos como es mostrar a donde se puede empujar a alguien a base de ocultar la verdad y el comportamiento que puede tener esa persona corriente que evidentemente se ve superada por circunstancias tan ajenas. Ese es el punto que quiere resaltar el autor, la normalidad frente a la anormalidad, y juguetear con el posible o probable comportamiento del protagonista, algo que puede terminar bien o en una crisis existencial de angustia.
En la novela existe una cercanía de presupuestos con algunas obras de Greene, ambos autores tienen una idea muy clara de lo que quieren expresar y ponen el género a su servicio. A partir de ellos los espías y la literatura toman una dimensión diferente, el juego puede que sea el mismo pero evidentemente se ha enriquecido. La humanidad ha ganado el pulso, ahora los espías sienten, tienen miedo, dudan, son de una catadura más diferente a como eran hasta el momento. Tras el paso de estos escritores el género varió sustancialmente. Sin duda y literariamente prevalecieron los que cambiaron, se adaptaron mejor o adaptaron su idea literaria a una realidad más cercana a los lectores, el género de la manera más antigua se parecía o se acercaba más a una novela de aventuras y ese prototipo literario, que funciona francamente bien, tiene muchas limitaciones que tal vez sobran en una trama de espionaje.
La presente novela puede que asombre a los lectores que esperan otra cosa, porque dentro del género es singular, aunque hay que tener presente que es considerada un clásico, una pizca del talento de Eric Ambler, a partir de leer novelas de él o de algún autor de tronío que ya hemos mencionado, seguro que cuando vuelvan a tomar la lectura de una novela de espionaje la compararán con esta, a ver que tal resisten las comparaciones. Mi recomendación más fervorosa.
