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ISSN 2174 - 4092

Un mundo peor, de Claudio Cerdán - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Una nueva novela de Claudio Cerdán, lo que es un sinónimo de disfrute para el lector entregado. Sin duda es un autor que muchos hemos colocado ya en un lugar de prominencia, no por algo sus dos novelas anteriores, la magnífica El país de los ciegos y la potente Cien años de perdón, ya nos enseñaban lo que era un autor más que prometedor. Cierto es que Cerdán escribe a modo de “hooligan” en la novela negra, puro nervio, tensión, carnosidad, mala leche, trama chunga y tipos peores, una delicia para paladares selectos por eso la impresión de la nueva novela ha sido aún más fuerte. Ha tomado otro argumentario y ha intentado desguazarlo. En este caso la desaparición de menores y lo que conlleva alrededor, pederastia y demás elementos que dan grima a cualquier humano con entraña.

Un mundo peor, de Claudio Cerdán

Al autor no se olvida de su bizarro mundo

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Un mundo peor

Portada de la novela de Claudio Cerdán.

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Portada de la novela de Claudio Cerdán.

DATOS RELACIONADOS

Título: Un mundo peor
Autor: Claudio Cerdán
Editorial: Versatil (2014)
Páginas: 252
ISBN: 978-84-941205-2-7

Sergio Torrijos – La República Cultural

Una nueva novela de Claudio Cerdán, lo que es un sinónimo de disfrute para el lector entregado. Sin duda es un autor que muchos hemos colocado ya en un lugar de prominencia, no por algo sus dos novelas anteriores, la magnífica El país de los ciegos y la potente Cien años de perdón, ya nos enseñaban lo que era un autor más que prometedor. Cierto es que Cerdán escribe a modo de “hooligan” en la novela negra, puro nervio, tensión, carnosidad, mala leche, trama chunga y tipos peores, una delicia para paladares selectos por eso la impresión de la nueva novela ha sido aún más fuerte. Ha tomado otro argumentario y ha intentado desguazarlo. En este caso la desaparición de menores y lo que conlleva alrededor, pederastia y demás elementos que dan grima a cualquier humano con entraña.

Claudio Cerdán no se olvida de su bizarro mundo, existe un ligero matiz en todo el libro, como una ligerísima capa que lo impregna todo y que aunque llueva siempre deja resto. La violencia subyace en todo el relato, como un animal al acecho y que a la mínima ocasión va a mostrar su rostro y hacerse con las riendas de la obra, pero sólo se ha quedado en eso, en un mostrar, el autor ha sabido embridar ese sentimiento y dirigirlo a lo que le interesaba mostrar que es la desolación de un padre que ha perdido a su hijo.

Roberto Cusac perdió a su hijo, Jaime, un buen día desapareció casi delante de sus narices y las pesquisas se estrellaron en un muro de silencio, sólo queda una vida hecha trizas y un personaje que ahora se dedica a malvivir y a intentar matarse con la bebida. De ese pozo sale a rescatarle o a hundirle definitivamente un caso, una desaparición de otra menor. Lo que el personaje llevaba francamente mal sale a la luz y lo hace con toda la potencia que es posible imaginar.

La novela no es una novela de acción, aunque la tenga, ni tampoco de investigación aunque la haya, sino que es una novela de sentimientos, de mostrar el estado en el que se puede llegar tras perder a un vástago. Lo cierto es que en ese punto la novela tiende a la repetición y no al avance, se debería haber diseccionado con mayor hondura lo que el padre es capaz de llegar a sentir. En ese sentido me ha recordado a una novela de reciente publicación, Sangrar por la herida de Víctor del Árbol, que es un sencillo jalón en el camino de adentrarse en sentimientos muy poderosos, aunque para ello existen múltiples ejemplos literarios sobre el particular.

Lo afortunado de ese estado y de su descripción por parte del autor es la cercanía con que nos lo trasmite y sobre todo la facilidad con la que nos traslada el estado de ánimo del protagonista, por momentos, leyendo la novela, dan ganas de sumarse a su recorrido alcohólico en su apoyo.

Claudio tiene una prosa limpia y por momentos potente, más cuanto más controla el escenario, las escenas y la realidad bizarra de Alicante. Dota de mucho ritmo a la prosa y eso permite que sea una lectura rápida, tremendamente ágil y amena, lo que tratando el asunto que trata es muy de agradecer.

Claudio Cerdán es un autor consolidado, tres buenas novelas ya hablan de ello, incluyo esta entre las buenas porque es una buena novela. Lo que me queda por decir es recomendar la lectura y animar al autor a darle a la tecla, tiene una legión de seguidores que esperan, esperamos, su trabajo. No tardes Claudio.

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