Julio Castro – La República Cultural
Unos talleres, juegos dinámicos, la necesidad de hacer pensar o dar alas a toda la imaginación, son algunos de los elementos que surgen inmediatamente a partir de esta idea, basada en el concepto de la danza y el teatro para el pequeño público, acompañado de sus mayores.
La compañía La Lola Boreal hace un compendio de ideas en su trabajo que se estrenó dentro del Fringe Madrid 2014. En él encontramos a la bicicleta como núcleo desde el que todo se desarrolla, tal y como explican al inicio de esta obra.
La elección en el proceso
Si bien todo el trabajo tiene sentido, hay un aliciente dentro del juego que nos proponen: el público debe elegir. Es decir, nadie puede ver todo, ya que hay desarrollos simultáneos en diferentes lugares, así que l@s niñ@s deben tomar una decisión en función de lo que les ha sugerido cada fragmento. Lo que no ven, está en otro espacio, en otra habitación, de manera que no pueden cambiar sobre la marcha.
Para evitar que todo se pueda centrar en algo que no les convenza, hay fragmentos en escena que llevan a cabo las intérpretes de esta historia, ue se intercalan entre los momentos exclusivos de cada una de ellas.
Una historia y varios juegos
No pensemos que se ha hecho un collage al azar para entretener, sino que están contando una historia común, enriquecida con cada una de las que afectan a las componentes de la compañía. Cada cual tiene sus manías y sueños, una quiere que el tráfico respete a las bicis en la ciudad, otra imagina fabricar una bici voladora… No hacen las tareas solas, sino que piden colaboración en los talleres. Pero además, entre unas y otras acciones también puede haber sorpresas, buscar objetos, montar puzzles…
La historia que nos cuentan, además de las fantasías de sus protagonistas femeninas, traen a colación a un personaje del barrio del Cabanyal, el tío Pep, que se dedicaba a la reparación de las bicis, pero que también enseñaba a la chavalería del barrio a arreglarlas cuando tenían una avería.
Imaginación e iniciativa
La bicicleta es el núcleo principal, pero además de estar continuamente en escena, el fondo del asunto se mueve entorno a la danza y al desarrollo imaginativo desde las formas y el movimiento. Para complementar el montaje, se complementa con efectos de video, pero también con dibujos, algunos de los cuales se recogen a partir de las creaciones que hacen l@s niñ@s durante el desarrollo de la obra.
En los talleres se cuentan cosas, pero también se puede aprender a cambiar una cámara de rueda pinchada, y se aprende colaborando. Hay un gran contraste entre unos espacios y otros, que provocan intencionadamente la ruptura entre momentos, para que haya una continuidad en la narración principal más descriptiva, frente a los momentos participativos y de juegos en primera persona. Como digo, ellos eligen y tienen que tomar la iniciativa a la hora de escoger el camino que seguirán a cada momento.
Estamos ante un trabajo interdisciplinar, donde el griterío y la excitación de correr a una actividad u otra, contrasta con la parte de movimiento en escena de las actrices, que, por otro lado, consiguen hacer divertido cada momento, entre absurdos y deseos fantasiosos apoyados por la creación de imágenes superpuestas o por su propio desarrollo corporal.
Aunque la dificultad puede residir en adecuarse al espacio en el que se represente, merecerá la pena ver las adaptaciones que se hacen y los formatos en que pueden trabajar para encajar todas las actividades que incluyen.