Sofía Basalo – La República Cultural
No podemos negar que Antonia San Juan es una trabajadora nata. Hace un año “salvó” al Teatro Arlequín de convertirse en un gimnasio. Tras este tiempo no entra en sus planes la palabra “rendición” aunque se hable de crisis, estado que ella califica de “reordenación económica”. Lejos de “cerrar por vacaciones” el Teatro Arlequín acaba de estrenar “Guy and Félix” segundo proyecto que escribe y dirige, y que se une al espectáculo que en colaboración con
“Guy and Félix” es el segundo montaje que escribes y diriges. En él tratas temas muy interesantes como la valoración del trabajo, los sueños sin cumplir, el valor de la amistad o la lealtad… ¿Crees que hoy en día en el teatro no se presta atención a estos aspectos, no se preocupa por estos aspectos?
Yo creo que es un poco ocupación más que preocupación de los artistas… hemos de ocuparnos un poco de hacer un teatro que sea el cronista de nuestra época y que se encargue de analizar las cosas que están pasando, las nuevas leyes que salen, ciertas cosas que sí, se pasan por encima… y bueno, también nosotros en la idea de empezar a darle al teatro Arlequín, buscar una línea editorial, para que el teatro, igual que uno va a un teatro concreto si quiere ver ópera… al Teatro Real… o al Teatro de
Ya lo has dicho, estáis trabajando mucho, eres una trabajadora incansable y creo que una de las reflexiones que realizas en “Guy and Félix” va por ahí, por lo poco quizá que hoy en día se valora el trabajo… de hecho, los protagonistas llevan quince años viviendo en Madrid, intentando con su trabajo, llegar a ser actores, sin conseguirlo…
No, vivimos en una sociedad donde realmente la gente sigue hablando todavía de “suerte, qué suerte, tengo suerte…” y se niega un poco el trabajo y… sí, esta obra habla de una pareja que lleva quince años en Madrid, uno es más joven y el otro es más mayor y éste se ha acomodado y se han convertido en dos funcionarios; lo dice uno de ellos, en un momento y la verdad es que ellos vinieron a Madrid con un sueño que era ser actores y, bueno, tienen una nómina, uno el Teatro Real y el otro en
¿Y puede ser un avance o una alineación el hecho de que ya dos personas del mismo sexo puedan casarse?
Yo creo que es todo un debate, es decir, que se puedan casar, yo creo que dos hombres puedan ir a un notario, si tienen un proyecto de vida juntos, a formalizar su relación para que después si a alguno de ellos les pasa algo, el otro no se quede sin nada… pero yo creo que aceptar la palabra “boda”… yo creo que “boda” y “religión” es la misma cosa y la verdad, si la religión algo hace es rechazar a los gays, entonces es ahí donde… En el momento en que se copia el esquema heterosexual es donde yo no lo acabo de ver…
Has comentado también que estos dos personajes, con una nómina, se acomodan… ¿ése es quizá nuestro mayor peligro en la actualidad?
No sería malo acomodarnos si uno de antemano tiene una tendencia a acomodarse… pero cuando realmente hay dos pensamientos en lucha que es ser artista y por circunstancias, porque no has tenido el suficiente deseo te has terminado acomodando, estás dando paso a la frustración… entonces, yo creo que ésa es la lucha que el individuo tiene; no es que haya gente que diga, bueno tengo mi sueldo, mis vacaciones… siempre que ese pensamiento, vaya de acuerdo con tus deseos… si ése es tu deseo, vivir en la playa y tener un sueldo de mil euros, pues no hay ningún problema, porque tienes lo que quieres… el problema es que yo viva en la playa, con un sueldo de mil euros y esté soñando con ser otra cosa… el problema es que yo tenga una pareja y me conforme con tener una pareja… el problema es que yo tenga una pareja y esté soñando con otros hombres… éste es el problema.
Lleváis ya un año dirigiendo y gestionando el Teatro Arlequín. ¿Cuál es el balance?
Muy positivo. De todas maneras, yo no creo que haya crisis en el sentido de que para mí, más que haber crisis lo que hay es una reordenación económica, la crisis se verá luego. Ahora mismo, está todo en espera, la historia se hará luego. En el teatro arrancamos y lo hicimos bien, con “Hijos de su madre” luego hicimos temporada con “Las que faltaban” y la verdad es que nos estamos manteniendo. No se puede decir que ahora mismo haya ganancias, pero bueno, nos estamos manteniendo y siguiendo trabajando ahí, sin movernos de ahí, creo que en un par de años, el teatro puede funcionar, pero hay que trabajar incansablemente.
Creo que nadie, ninguna institución os ha ayudado a llevar esta empresa adelante y por otro lado eso os ha proporcionado una mayor libertad a la hora de programar…
Sí, te da libertad, pero a veces también uno necesita el reconocimiento social. A veces sí, porque te da libertad, pero también hace falta de vez en cuando que se pasaran por los teatros, gente de
No sé si esperáis mucho de una Comunidad de Madrid que, por ejemplo, no va a hacer nada, de hecho ya, para salvar el Teatro Albéniz…
Claro… y se cierran cines… es decir que está ahí, y bueno, es demasiado esfuerzo porque no sólo es poner una obra, es competir con los precios del teatro público. Un teatro que es teatro público que no es un teatro que está privatizado. Nosotros tenemos que competir con unas producciones espectaculares, con unos presupuestos espectaculares que tiene el teatro público… es una competencia desleal porque ellos ponen unas entradas a tres euros y nosotros por muy económicas que las queramos poner no podemos competir… entonces, todo eso va en detrimento no sólo de mi empresa, yo no sólo pienso en mí, pienso en otros empresarios que viven la misma situación que estamos viviendo nosotros.
Y aún así, no os rendís, sino que incluso queréis llevar la cultura quizá a unos espectadores un poquito olvidados: a los niños y a los adolescentes.
Sí, estamos intentando tocar todos los palos, estamos con los productores de
¿Qué hay de ese festival de teatro dedicado a la mujer que tenías pensado llevar a cabo?
Bueno, ahí sí que necesitaríamos ayuda. En ese aspecto me gustaría contar con mi tierra, con el Cabildo insular de Canarias para que se convirtiera un poco en un puente de unión entre Canarias y Madrid… y hacer un festival para el que está todo pensado. Sería el festival “Mujeres sin fecha de caducidad” que sería la mujer y la palabra. No una mujer que siga vendiendo juventud, sino una mujer que venda palabra. Hablar un poco de eso, que venda palabras y trabajo y esa mujer sí que no tendría fecha de caducidad… y como llevamos un año solamente, creo que a la vuelta de otro, quizá dos, podría ya materializarse el proyecto.
Es difícil no rendirse ¿no?
No hay que rendirse… a mí la vida me la da el trabajo… yo hago teatro para vivir, no vivo para hacer teatro, hago teatro para poder vivir.
Dentro de poco se estrena una película que has dirigido y en la que intervienes, “Tú eliges”.
Otro esfuerzo (risas) pero estoy contenta, porque también ha sido una película sin ningún tipo de apoyo a pesar de que ya había hecho “
Desde luego para aquellos que dicen que no hay nada que contar, que todo está contado, eres uno de los grandes exponentes que demuestran que no es así.
Está todo por contar. Y más ahora en el momento en el que estamos viviendo, donde no existen los derechos humanos, donde al individuo se le falta el respeto, donde la libertad de expresión se convierte en una dictadura, que alguien puede hablar de mi vida y alguien puede hablar de mí… todo eso es criticable y todo eso se puede poner encima de la mesa. Donde estamos ahora mismo, a las mujeres las atontolinan con los programas del corazón, con cosas que tú dices “qué les puede interesar” “qué me puede interesar a mí con quién se acuesta Pepito o Manolito”. Donde se valora más el físico de un hombre porque es joven que el poder que tiene una mujer. Donde a la mujer no se la premia socialmente… está todo por contar, por hablar, por debatir. Yo creo que en este momento realmente hay una crisis ideológica, donde no se sabe o si se sabe quizá no sea el momento aún de decirlo, ese interés porque el individuo no medre, no crezca, donde la televisión pública que a mí es lo que más me molesta, siga importando culebrones, donde se sigan haciendo ese tipo de cosas que digo “pero bueno, cómo es posible que las televisiones públicas sigan comprando ese tipo de productos de mierda”… eso es auténtica basura, me parece una falta de respeto muy grande a los ciudadanos porque no les interesa que aprendan nada, les interesa que se les pueda seguir manejando en el mismo pensamiento de hace cincuenta años, igual exactamente igual.
Quizá ése es quizá en cierta medida el mal gusto en el que vive la cultura actualmente…
Sí, pero más que mal gusto, es una cosa tendenciosa, porque querer seguirle mostrando a la mujer que su auténtica realización es a través de un hombre, de un hombre que esté bueno, y que después su otra realización es ser madre y casarse y vestirse de blanco y ves que las chicas jóvenes siguen diciendo que ése es un día muy especial para ellas… yo las oigo y digo “cómo es posible que una tipa que estudia una carrera, se quema las pestañas, sacrifica a los padres, luego diga que el día más importante de su vida es el día de su boda, con su vestido blanco y saliendo por la puerta de una catedral…” yo flipo cuando escucho estas cosas… me quedo verdaderamente asombrada, pero es normal, es consecuencia… quiero decir, si uno todos los días se toma una botella de ginebra, probablemente tenga un cáncer de hígado, entonces, si tú todos los días te alimentas de malos pensamientos, si todos los días tu alimento es la incultura, tú te vuelves inculta, no hay nada, se da por hecho que al público le gusta la basura, entonces se le da basura… entonces, me dicen “Usted está diciendo a la audiencia basura”, si pero es que le has acostumbrado a consumir basura… cuando le das un buen producto, el público lo agradece, si al público lo acostumbras a comer “Macdonald” y cree que no hay otra cosa, pues el público come hamburguesas del Macdonald, pero si tú al público le pones unas buenas hamburguesas de una carne buena, la saborea y dice pero mira existe la buena carne… ésa es la diferencia.
Se menosprecia al público…
Sí, es un menosprecio total… ellos piensan “Bah, le ponemos cuatro tonterías, cuatro chismes de fulanita se acostó con menganito…” Luego no hay una cobertura de medios cuando presentas cualquier acto cultural, nada. Nada de nada. Estamos ante un proceso de embrutecimiento absoluto.