Julio Castro – La República Cultural
Sobre una banqueta vestida con terciopelo rojo, que a su vez se aúpa sobre un palé de obra, Sonia Barba, con una copa de vino blanco, viste con chaqueta de lentejuelas brillantes, grises y plateadas, relumbra como la Madame Taxi que regenta el prostíbulo de las letras barcelonés, donde las mujeres y los mujeros, los mascotas, putas, becari@s y todo tipo de fauna, hacen de merecdor@s meretrices de un singular don en común: la poesía.
Sí, estamos en la presentación madrileña del 6º Libro Rojo que publica el Prostíbulo Poético, a la cual asiste una pequeña representación del grupo de Barcelona, y que quiere acaparar público, pero también integrantes de la que podría ser una futura sucursal en nuestra ciudad.
Como much@s no sabemos en qué consiste la historia, en este evento organizado por Mardito Tacone y Rosalinda Galán, se nos explicará que surge hace cuatro años en Barcelona, aunque sus orígenes se remontan al otro lado del Atlántico, donde se encuentra el auténtico nacimiento del Prostíbulo Poético, traído a nuestras tierras por Kiely Sweatt (que en este lado del charco se hace llamar Eva León), y ahora regentado por Sonia Barba, que en su cabaret será Madame Taxi.
“El hombre de madera construyó las montañas rusas más antiguas de la historia del mundo y fue probándolas una a una, y programó la velocidad de sus curvas de madeara y sintió cómo la libertad empapaba su piel […]” dice Madame Taxi en su extracto de Mater Parques llenos de atracciones, un espectáculo teatral en el que desarrolla algunas de sus propuestas textuales.
La idea es la de crear un espacio mixto que comprende el teatro cabaretero, pero con las raíces en la poesía contemporánea, de manera que sus autor@s deben actuar recitando sus textos, y trabajarse a la clientela a partir de aquellos y de sus dotes de convicción. El espectáculo cuenta con una parte colectiva, pero también con otra privada. Para esta segunda, cada cliente, o parejas o tríos de clientes, pueden pagar una dedicatoria reducida de la actuación de algun@ de l@s integrantes del espectáculo, o bien comprar uno de los libros a cambio del placer de quien recita intensamente en el espacio personal.
Marea escribe “[…] No tengo tiempo, ni pensamientos, no corazón. Los consumí todos antes de que tú llegaras. Me comí tu manzana, entera, y escupo ahora las semillas en el hueso poroso en el que mi piel se ha convertido […]”, en este fragmento de Cama Vacía.
Si cada año han publicado un número del Libro Rojo, significa que son seis años trabajando este formato, que nos indica la necesidad de sus autor@s de escribir y publicar, así como el deseo del público de recibir textos poéticos salvajemente cabareteados. Y lo comprendo.
Para la presentación madrileña, Sonia Barba se acompaña de la mexicana Marea (Ale Oseguera), que recita, e incluso entona, un par de textos propios, aunque Madame Taxi también nos introduce a otras autoras, como Apala (Blanca Haddad), y llama al escenario a más componentes de la parte madrileña, y veremos por ejemplo a Querelle (Alberto Velasco), La Rascayú, Angélica,… y voluntari@s que se suman al micro abierto.
Querelle, es decir, Alberto Velasco, confluye con las putas en el quinto volumen del Libro Rojo “[…] Tu piel porosa, tus rodillas asomando en la bañera. A ti que no existes te echo de menos. El vaho del invierno entre tus labios azules, la espera sin ruido de tu llegada. Lo bonito que eres cuando despiertas, y tu risa nerviosa los días de lluvia. A ti que no existes te echo de menos. A ti que no existes […]”, pero también está en esta presentación madrileña.
La idea es divertida, y dentro del conjunto encontraremos actrices, actores, gente de la danza o de las artes plásticas, escritor@s que se vuelcan necesariamente en el mundo del espectáculo… el elenco de profesiones es tan variado como sorprendente, salvo que pensemos en esas necesidades: el arte, la cultura, la comunicación, la literatura, el teatro, la música… la poesía.
Supongo que un prostíbulo es un espacio sórdido y poco divertido donde en general se explota a las personas (especialmente a las mujeres) y donde la salud y la alegría del trabajo no acostumbren ser la nota predominante. Pero no creo que ese significado tenga nada que ver con lo que aquí encontramos (y que espero poder conocer).
La propuesta es más de espectáculo de cabaret con madame, ya sea del París entre el XIX y el XX, ya sea en los western de hace décadas. Quiero decir, una visión más romántica y jocosa que realista, donde el absurdo lleva a vender el cuerpo en forma de poema, más que el alma en forma de cuerpo.
“[…] Deja que tejan mis sueños, / déjame ser heroína, déjame ser asesina / en esta realidad suplantada, / en esta realidad realidad real, / en este cuento, / en este imaginario compartido. / No sufras, ya sé que al final / hay penitencia para todos. / Y así se sentía Shariar / mientras hablaba Sherezade”, escribe la becaria Jatulah (Ainara del Hoyo) en sus 1001 noches de este sexto volumen.
Es una forma interesante de sacar la poesía de los circuitos que limitan sus espacios, y de sumar a gente que se mueve por esas sombras interiores entre ciudades y callejones. Y ahora, pensándolo bien, Madame aún me debe un privado.