Julio Checa – laRepúblicaCultural.es
Siempre que se ofrece una nueva adaptación de algún clásico, una parte del público se pregunta por el interés que tiene ir a ver algo “que ya ha visto”; mientras otra parte la acepta como un hecho inevitable y hasta necesario.
Sobre la opinión del primer grupo, tal vez convendría insistir en la idea de que la condición de clásico, y Chejov lo es, reside precisamente en la intuición de que, potencialmente, nunca se habrá visto todo. En cuanto a la del segundo, no estaría de más preguntarse por cuáles son las razones de esa necesidad.
El Vania que ofrece Moma Teatre, con dirección y dramaturgia (...)
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